INICIOS Y DESARROLLO DEL CINE ECUATORIANO
Aunque desde 1874 se registra en el país la proyección de las primeras imágenes cinematográficas realizadas por el científico alemán Theodoro Wolf no es hasta varios años después que se puede hablar del verdadero inicio del cine ecuatoriano.
En 1906, el italiano Carlo Valenti filmó y exhibió en la ciudad de Guayaquil los primeros registros cinematográficos que se conocen en Ecuador. En Quito, proyectó las películas Vistas del Conservatorio Nacional de Música y Festividades del 10 de Agosto
Posteriormente, en los años 20, se instaura la «pequeña edad de oro del cine ecuatoriano», cuyo principal representante es Augusto San Miguel, quien produce el primer largometraje argumental ecuatoriano: El tesoro de Atahualpa (1924). Este filme, que sería el primero de la recién creada empresa Ecuador Film Co. cuenta, en clave de relato de aventuras, la historia de un estudiante de medicina en busca de las legendarias riquezas que los incas ocultan al momento de la conquista española. Ese mismo año, se estrena Se necesita una guagua la cual mediante un tono de comedia denuncia el fraude electoral de la época. Un año después, en 1925, este mismo director realiza Un abismo y dos almas, drama de realismo social que denuncia la explotación inhumana de la que es víctima el indio ecuatoriano.
En 1924 se estrena el documental Actualidades quiteñas donde aparece el Presidente de la República, Gonzalo Córdova, y se exhibe la fiesta carnavalesca de los universitarios quiteños.
A pesar de tener una gran diversidad etnorracial y fuertes acentos regionales, no hay un cine enunciativo de toda la nación. Por el contrario, el carácter plurinacional del Nuevo Cine Ecuatoriano abarca no solo a los oficialmente denominados pueblos y nacionalidades del Ecuador, sino también a otras identidades regionales que no tienen ese reconocimiento oficial, así como a otras expresiones locales del mestizaje
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